La pandemia sin duda cambió las agendas de los profesionales de recursos humanos.

Las empresas son un grupo de personas – equipo en el mejor de los casos – con un objetivo en común. Las personas son, entonces, las piezas fundamentales de las organizaciones, por lo tanto, el desarrollo de la organización debe comenzar por la asistencia y el cuidado de los individuos. El ser humano es el activo principal de toda organización. Es su diferencial y debe ser su prioridad.

Ahora bien, ¿qué pasó en esta pandemia? Todo cambió. Cambiaron las rutinas, los hábitos y por ende nuestras costumbres. Nos tuvimos que adaptar a la nueva normalidad.

Esa adaptación aceleró los efectos generados por la transformación digital, la automatización de procesos, la robotización y todos los cambios que estamos viendo, pero por sobre todo, acentuó la importancia del factor humano y de la experiencia humana como generadores de resultados de la empresa.

En un estudio sobre el futuro del trabajo el 80% de las empresas respondieron que la Experiencia del Empleado (EX) será la máxima prioridad en las agendas de los próximos 3 años.

Sin embargo, no todos los cambios son positivos. Otro estudio muestra que el 70% de los encuestados redujo su actividad física. 6 de cada 10 aumentaron de peso. 5 de cada 10 manifiestan sufrir la hiperconectividad.

 

El exceso de trabajo fue otro de los factores menos manejados en esta pandemia A veces decirle que sí a todo, es decirle que no a uno mismo. La ausencia de sueño, buena alimentación, ejercicio, relajación y pasar tiempo de calidad con amigos y familia no es algo que deba ser aplaudido. Demasiadas personas se enorgullecen de estar quemados y este no es un logro a celebrar

Tenemos que cambiar esto. ¿Cómo hacerlo entonces?

Una opción es con un programa de Bienestar corporativo ya que a mediano-largo plazo da su máximo beneficio, mediante la adopción de hábitos saludables que conducen a mejoras en la salud y en el rendimiento de colaboradores y equipos.

De acuerdo a nuestra experiencia los resultados obtenidos fueron:

  • Mejora la productividad
  • Potencia mentes más lúcidas, mayor creatividad y más energía
  • Mejora la experiencia del empleado
  • Facilita la cohesión de equipos de trabajo y aumenta el rendimiento
  • Mejora la marca empleadora.
  • Disminuye el estrés
  • Disminuye ausentismo por enfermedad o accidentes
  • Visibiliza la Responsabilidad Social Empresarial de la organización.

¿Cómo implementarlo?

Lo primero que tenes que hacer es preguntar.

  • Cambios de hábitos: alimentación, salud física, salud emocional.
  • ¿Son valorados los beneficios que hoy tengo en mi organización?
  • ¿Qué herramientas estoy brindando para ayudar a mis colaboradores?

¡No es necesario un gran presupuesto!

 En definitiva, un programa de bienestar implica poner a las personas en el centro. Las personas cuidadas, con hábitos saludables, funcionan mejor. La realidad cambió y no vamos a regresar a lo anterior. Se valorarán esquemas de trabajo con modelos flexibles, que se acoplen a las personas y que nos permitan fluir con ellas.

La invitación es a trascender hacia una consciencia del propio cuidado. Alentar el cambio de hábitos, que, aunque a veces duele, cuando se lo hace sabiendo para qué, hacerlo es gratificante.. Se trata de iniciar un círculo virtuoso en la generación de hábitos.

 Diego Hilaire Chaneton

¿Alguna vez te preguntaste qué es el bienestar? Es básicamente estar bien,  es sentirse bien, satisfecho o conforme.
El bienestar es un estado de satisfacción personal, que abarca aspectos tales como: La Salud, Las Relaciones y Las Finanzas.

 

Pero el bienestar no es solo una cuestión individual sino de irradiación de grupos.

Si alguien está bien, feliz y satisfecho va a demostrarlo en todos los aspectos de su vida e irradiar ese estado a su grupo cercano.

De ahí la importancia que los grupos estén formados por individuos que hayan alcanzado su propio bienestar

 

EL SER HUMANO SE DESARROLLA EN GRUPOS….LA EMPRESA

Aunque no existe una definición estándar para explicar que es el bienestar laboral, lo entendemos como el proceso que busca crear, mantener y mejorar las condiciones de los empleados. Para ello las empresas llevan a cabo las actividades necesarias para ayudar a sus colaboradores a alcanzar su máximo potencial.

Esto se logra con un seguimiento permanente y participativo –  que busca alcanzar una mejora en los niveles de satisfacción de los trabajadores y, por tanto, una mayor eficiencia e identificación con el trabajo realizado en la organización –  conjuntamente con una serie de acciones o programas que las empresas pueden aplicar, tales como entrenamientos físicos, nutrición, actividades grupales, reflexión, exámenes, etc

En otras palabras, el Plan de Bienestar se formula desde la perspectiva integral del ser humano y se enfoca en el desarrollo de todas sus dimensiones (mente, cuerpo y emoción)

Empleados más felices son empleados más productivos

La felicidad organizacional siempre existió y es ahora cuando las empresas y organizaciones están prestándole la importancia que requiere.

Mejorar los procesos de organización empresarial tiene como objetivo crear un mejor ambiente laboral, mejorando el clima organizacional entre los compañeros de trabajo, además de promover la integración entre ellos y, en consecuencia, mejorar la calidad de vida de los empleados en el plano físico, mental y emocional.Claramente los beneficios redundan en una mayor productividad para la compañía

  • Mejora la productividad 
  • Potencia mentes más lúcidas, mayor creatividad y más energía
  • Mejora la experiencia del empleado.
  • Facilita la cohesión de equipos de trabajo y aumenta el rendimiento 
  • Mejora la marca empleadora. 
  • Disminuye el estrés 
  • Disminuye ausentismo por enfermedad o accidentes
  • Visibiliza la Responsabilidad Social Empresarial de la organización

 

CÓMO IMPLEMENTAR UN PROGRAMA DE BIENESTAR EN LA EMPRESA?

Implementar un programa de Bienestar para los empleados no es una tarea sencilla. Requiere planificación y en muchas oportunidades, ayuda externa para coordinar el plan de acciones conjuntas

Al momento de tomar la decisión de la implementación, hay que tener en cuenta

  • Definir el OBJETIVO del Programa

¿Para qué vamos a implementar? ¿Cuál es la meta? Aumentar la productividad, mejorar clima laboral…Es importante que los objetivos sean medibles para permitir realizar un seguimiento y grado de avance y definir si continuar o no con las acciones implementadas

 

  • Definir el INTERÉS de los trabajadores

Significa evaluar los reales intereses de los trabajadores, que son la parte fundamental del Programa y quienes tienen que estar 100% involucrados. ¿Qué quieren? ¿Que necesitan para estar bien? 

Hay diversas herramientas para recabar esta información, como: encuestas de intereses de bienestar, grupos de discusión o entrevistas, etc

 

  • Incorporar los Beneficios del Programa a la Plataforma de beneficios existentes

Muchas empresas ya cuentan con beneficios dentro de sus actividades. Implementar un programa de Bienestar, implica sumar beneficios para conseguir mejores resultados. Todos aplicados en forma ordenada y siempre pensando en el mayor bienestar del empleado (Recordemos: EMPLEADO FELIZ = EMPLEADO PRODUCTIVO)

 

  • COMUNICAR, COMUNICAR, COMUNICAR

Difícilmente resulte positivo todo el trabajo de programación e implementación si no se comunica. Lo que no se ve, no se conoce

Se debe definir una estrategia de comunicación de estos Programas a lo largo y ancho de la empresa. Por ejemplo: en carteleras, mailing, invitación a charlas, etc

Cuanto mayor sea la participación de los empleados, mayor será el aumento del Bienestar, y por ende, del Bienestar grupal. Lo cual redituara inexorablemente en un aumento en la productividad

 

El objetivo de cualquier Programa de Bienestar laboral es contribuir al crecimiento económico de la organización a la vez que mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Son Programas “vivos” que requieren el monitoreo y readaptación a las necesidades de cada individuo que forman parte del grupo. De ahi la importancia de evaluar periódicamente el resultado de las acciones realizadas y los ajustes necesarios

Los empleados felices son más productivos y creativos; mejores líderes y negociadores; tienen más posibilidades de hacer amigos y tener apoyo social; lo cual conduce a  mayor resistencia ante el estrés.

¿Qué estás haciendo por el bienestar de tus empleados?  La implementación de un Programa de Bienestar te va a asegurar que se unan al propósito de tu empresa y logren excelentes resultados como equipo…. Como los vas a ayudar?

HR Performance

Descubre los diversos beneficios del teletrabajo en empresas a partir de la encuesta reveladora del IAE Business School hace un año. En aquel momento, el 75% de las empresas que enviaban a sus ejecutivos a estudiar no contaban con una política de Home Office. En realidad, no estábamos haciendo Home Office; estábamos encerrados en nuestras casas, afrontando una pandemia e intentando mantenernos productivos.

Trabajar desde casa era una utopía o un beneficio reservado para unos pocos. En Argentina, no teníamos una cultura que permitiera esa modalidad. Los motivos eran completamente desconocidos. El Covid fue el principal catalizador de la transformación digital y laboral de las empresas en el siglo XXI…

En dos meses, se avanzó más de lo que no se había logrado en 20 años: Universidades, colegios, empresas comenzaron a trabajar a distancia desafiando el statu quo como nunca antes.

Es claro que una videollamada no es lo mismo que una reunión presencial, pero ¿cuántos beneficios puede traernos si logramos entender las oportunidades que esta nueva realidad nos ofrece?

Beneficios del Teletrabajo en Empresas

  • Desde lo legal, no debemos temer establecer una política de teletrabajo. Esto nos permite regular qué esperamos de los trabajadores en esta modalidad. La mayoría de las empresas están implementando una suma mensual no remunerativa para cubrir los gastos adicionales del teletrabajo. Según la resolución mt 142/2021, durante la emergencia sanitaria, no hay un derecho adquirido de permanecer en teletrabajo.
  • Hoy, podemos experimentar prácticas y ajustarlas en el camino. Nadie nos enseñó a administrar una situación como esta, por lo que es fundamental realizar encuestas a nuestros colaboradores para entender cómo podemos ayudarlos. Si nos ocupamos de nuestra gente, ellos se ocuparán de nuestro negocio. Todos recordarán cómo fueron tratados durante la pandemia.
  • ¿Por qué deberíamos ofrecer los mismos beneficios a colaboradores con realidades diferentes? La nueva tendencia en las empresas es brindar beneficios a pedido, lo que antes era una buena práctica enfocada en el cuidado de la persona, ahora puede resultar insuficiente. Microsoft reconoció que el beneficio más demandado por sus empleados fue el apoyo en la educación de los hijos de sus colaboradores (ese beneficio no existía antes de la pandemia). Es así como muchas empresas deben enfocarse en la experiencia del empleado. No todos tienen las mismas realidades en sus hogares, por lo tanto, muchos necesitarán acciones diferentes. Algunos están tratando de equilibrar su vida laboral con la familiar, mientras que otros experimentan soledad en sus casas.
  • ¿Cuál es el propósito de regresar a la oficina? Frente al retorno a la oficina, algunas organizaciones se dan cuenta de que el 70% de su personal preferirá ir una o dos veces a la semana. Si esta tendencia se mantiene, el desafío es encontrar el modelo híbrido en el que ir a la oficina permita a los equipos generar esa conexión que la virtualidad no puede reemplazar. El propósito de la presencialidad tendrá ese desafío.
  • El liderazgo sigue siendo esencial. Si piensan que para sus jefes esto fue fácil, les adelanto que NO lo fue. Personas acostumbradas a liderar con presencia física tuvieron que adaptarse a lo virtual… ¿Se necesitan las mismas habilidades en uno y otro contexto? La cultura es lo que sucede en la empresa cuando los jefes no están observando. Es posible tener un estilo de liderazgo con proximidad, humildad y vulnerabilidad incluso a distancia. Muchos se enfrentaron a la realidad de no saber qué hacer o qué comunicar, pero quienes reconocieron esa carencia son los que obtuvieron mejores respuestas de sus equipos. La creatividad en la gestión surge al reconocer que esta realidad no necesariamente requiere estilos distintos de liderazgo.
  • ¿Cómo se construye la confianza? Pasamos de controlar tareas a monitorear objetivos. Mientras estés conectado, puedes trabajar desde cualquier lugar. Es crucial fomentar la autogestión; la libertad conlleva un equilibrio entre la independencia y la responsabilidad. La productividad de los colaboradores ha migrado de un horario fijo a uno donde la persona puede acordar la distribución de su jornada.

Diego Hilaire

La pandemia, la crisis económica, la nueva modalidad de trabajo y “vida a distancia” requieren un esfuerzo adaptativo mayor a lo habitual. Esto significa una mayor demanda sobre nuestro GPS interior, que es nuestro sistema emocional. 

Sin embargo, el cuidado y desarrollo de nuestro sistema emocional suele quedar relegado o, más aún, no ser siquiera un tema en la agenda organizacional. Tal vez esto se deba a la herencia de aquel viejo intento de separar la vida personal de la laboral. 

Tiempos de cambios requieren adaptación, creatividad, capacidad de respuesta. La cantidad de nueva información y de incertidumbre que enfrentamos y enfrentaremos será mayor a lo que estamos acostumbrados. Por suerte, la naturaleza nos proveyó de un sistema de interpretación de la realidad: las emociones. Un sistema que nos hemos ocupado de despreciar e intentar acallar. No solo vivimos en una cultura que no nos ha enseñado a aprovechar y a valernos de esas emociones, sino que algunas están de algún modo mal vistas. Emociones tan básicas como la ira, la alegría, la tristeza y la angustia, el miedo, el amor son censuradas. Está mal visto tener un ataque de risa en público. Ni hablar del llanto…”bueno, pensá en algo lindo”… como si la tristeza no fuera una invitación a zambullirse en el mundo interior. Ni hablar de la angustia. Eso es debilidad, mejor una pastillita y adelante. ¿Prohibido el amor? Si. “yo acá vengo a trabajar, no a hacer amigos”. Así, la única emoción que parecemos manifestar, y esto se nota particularmente en la cultura latinoamericana, es la ira. Todo nos enoja. Nada nos alegra, angustia o entristece. 

Todo este endurecimiento que nos hemos empeñado en construir va en contra del esfuerzo adaptativo que deberemos hacer para construir “nueva normalidad”  que requerirá, atravesar –y usar- un abanico de estados emocionales. Las emociones, entonces, no deberían ser vistas como síntomas patológicos a ser eliminados para volver al estado de normalidad. Esto equivaldría a acallar los colores de un cuadro para volver a la blancura de la tela. Ni tiene gracia… ni funciona.

Las emociones podemos usarlas no como un síntoma de la patología del individuo, sino como una maravillosa fuente de información respecto del mundo que nos rodea. 

Entonces hay una encrucijada. Una elección. ¿Elejimos entrenar y desarrollar la sabiduría emocional para animarnos a vivir plenamente la alegría, la tristeza, la ansiedad, la ira y todas las emociones que requerirá el proceso creativo para adaptarnos y co-crear la nueva realidad, o acaso preferiremos acallar estas molestas alarmas? 

Mi propuesta es, claro, la primera opción. Creo que necesitamos ampliar la consciencia, esto es, la capacidad de atravesar con aceptación –lo que no quiere decir con placer- lo que nos toca atravesar. No convertir el miedo en ira porque es débil, ni tapar la risa porque es inmadura, ni creer que la angustia es una falla.

Las habilidades a desarrollar son: 

  1. Agradecimiento: es fácil quejarnos de la cuarentena. Despertamos días iguales, de confinamiento, de crisis. La opción es no despertar. Despertar es estar vivos. Motivo suficiente para agradecer. Y estoy seguro de que la mayoría de los que me leen tienen mucho que agradecer. Poner el foco ahí nos pone en actitud positiva y nos lleva a la creación. 
  2. El vaso medio lleno. Es el ejercicio cognitivo de centrarse en lo que tengo y no en lo que me falta. No me enfoco en el problema sino en los recursos que tengo y en la solución que deseo. Para esto hace falta la siguiente habilidad: 
  3. Voluntad. Empezando por devolver la responsabilidad al individuo y al equipo. 
  4. Resiliencia: nos enfrentamos a una situación nueva. Vamos a intentar cosas y vamos a equivocarnos. La resiliencia es la diferencia entre que cada error nos debilite o nos fortalezca como oportunidad de aprendizaje. El éxito no depende del resultado de lo que intentamos, sino de nuestra habilidad para manejar nuestra mente y nuestra emocionalidad. Resiliencia es que no se trata de qué nos genera cada experiencia, sino de cómo aprovechamos cada experiencia, cuánto aprendemos de ella.
  5. Solución de problemas. El foco no está en el aspecto racional de la solución de problemas. Los problemas se solucionan pensando, siempre y cuando se pueda pensar. Para esto hacen falta estrategias de gestión emocional que ayuden al cerebro a funcionar bien. Desde trucos cómo recitar el abecedario al revés a técnicas de meditación.
  6. Humor. Además de generar endorfinas, el humor es la base del juego, es lo que nos permite crear nuevos sentidos, ver las cosas de modo diferente y es la base emocional de la creatividad. Sin humor no hay creatividad y sin creatividad no hay adaptación, ni cocreación. Y si no desencadenamos ese impulso se puede convertir en ansiedad. Y la ansiedad en ataque de pánico. Algo así como que si te lo tomas con humor podés jugar y así crear, pero si no te podés reír te lo tomas muy en serio, respiras cortito (queriendo controlar todo) y cuando el control se te descontrola la ansiedad es un ataque de pánico. Mejor reír, ¿no?
  7. Auto aceptación. Si no voy a trabajar porque estoy con gripe, es válido. Si no voy a trabajar porque discutí con mi mujer y estoy angustiado, no. No validamos los estados emocionales. Y no solo el sistema no los acepta. Nosotros mismos no los aceptamos. Si estoy angustiado consumo azúcar y grasas, si estoy ansioso me como las uñas… en lugar de habitar la emoción y usarla como guía, la niego. La auto aceptación es la colaboración incondicional con lo que es. Estoy triste. Es válido. Voy a estar triste. No a esperar que se me pase la tristeza para seguir con mi vida normal. Mi vida, ahora, es esta tristeza. La felicidad es vivir esa tristeza con consciencia. Emotional support quiere decir: “dale, vivilo, el equipo está con vos”
  8. Gestión del estrés. En definitiva, este punto debería estar resuelto con los anteriores. Una vez que tomo conciencia de mi cansancio y mi necesidad de descansar, descanso. No, no tengo que ser infalible. Curiosamente –o no- estoy convencido de que la aceptación sistémica de esto no constituye una amenaza a la productividad sino todo lo contrario. 
  9. Fe. En un sentido no religioso. Simplemente, abrir la conversación sobre el sentido de la vida. ¿Para qué trabajamos? ¿Qué nos importa? Al final del día, todas las empresas que admiramos tienen su declaración de valores, su propósito. Fe es eso. Valores. Propósito. Sentido. Algo más trascendente que el resultado comercial del trimestre. No puede haber una empresa con valores sin el coraje de conectar con eso que llamo fe que, nuevamente, no tiene que ver con lo religioso. 
  10. Confianza. Los equipos exitosos gozan de una sensación de seguridad psicológica que permite a sus miembros exponerse emocionalmente frente a otros (por ejemplo al mostrar una idea, abrimos la posibilidad del juicio de otros. Adaptarnos requiere innovar, innovar requiere creatividad, la creatividad requiere la confianza para exponernos. Esta idea fue desarrollada en el artículo “Tensión y Creatividad”.  

En medio de la pandemia, de la crisis y de la incertidumbre, donde nadie parece saber qué hacer o cómo procesar tanta información, contamos con un GPS que tiene miles de años de desarrollo: el sistema emocional. Pongamos el foco en el desarrollo del potencial emocional como motor de la co creación adaptativa.

 

Ezequiel Conesa

Hace tres semanas me pasó algo raro. Vivo en un departamento y extraño mucho la posibilidad de salir a correr por mis circuitos de 8km (lunes) y 6km (miércoles). Lo hacía con frecuencia, tenía mis rutinas de Alondra: (persona que se despierta a la mañana) bien planeadas para poder sentirme bien físicamente adentro de una cancha de fútbol. Esos entrenamientos fueron complementados con la ayuda de un personal trainer y un equipo de cinco amigos en los que se entrenaba específicamente para fútbol: martes y jueves. A raíz de una movida solidaria donde un runner propuso sumar kilómetros para unir la Argentina, decidí correr 5km dentro de mi departamento. Si me hubieran propuesto el desafío cuatro meses atrás, posiblemente no lo hubiera hecho. Ahora bien, cuando era domingo, venía padeciendo el encierro y atrás había una buena causa (los km recorridos se iban a trasladar en donaciones de alimentos para comedores), DECIDÍ sumarme a la iniciativa.

Me generó un gran bienestar terminar lo que me había propuesto. ¿Qué es lo que me da bienestar? En principio, una mezcla de paz y movimiento. Un océano donde podemos tirar el ancla y descansar en su quietud sin tener la necesidad de buscar más compañía que la de uno mismo, combinado con la adrenalina y las endorfinas que te generan el movimiento y la conexión con otras personas. El secreto del bienestar tiene que ver con el físico, la mente y el espíritu. Paradójicamente hoy el mundo se puso en pausa y nos obliga a pensar ¿cómo queremos seguir? ¿cómo queremos que nos recuerden? ¿cual va a ser nuestro legado?

Desde HR PERFORMANCE creamos un segmento donde ayudamos a las empresas a fomentar el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.

¿Queres que te ayudemos a pensar?

Esa armonía del equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu es lo que nos hace sentir bien. Generar y fomentar estos espacios va a ser fundamental para mantener la moral de la gente.

Las empresas no van a poder controlar todas las situaciones, pero sí pueden decidir cómo van a ser recordadas en épocas de coronavirus.Tanto empleados como consumidores van a tener presente lo que hicieron las empresas en este contexto.

En el ambiente corporativo, la prosperidad se asocia casi sin pensarlo con variables “duras”: participación de mercado, ventas o ganancias. “Thrive” (prosperar) es el nombre del programa de wellness de uno de nuestros clientes. ¿Prosperidad y wellness? Sucede que en este caso el cliente decidió recorrer el camino partiendo de las personas. ¿Cómo? Realizando algunas actividades específicas con los empleados. El fin de estas es dar cuenta de los beneficios que se pueden conseguir al introducir, entre muchas otras, técnicas de Mindfulness en la empresa y capacitar a los empleados para cambiar algunos hábitos que generan malestar. ¿Qué vendría a ser el Mindfulness? Una técnica de atención plena que permite reducir la presión, el estrés, y mejorar las habilidades para relacionarse con otras personas —ya sean afectos, compañeros o clientes—. Está demostrado que es eficaz para mejorar tanto la salud mental como el rendimiento laboral y, entre otras cuestiones, se la relaciona con la prevención contra la depresión, con la resiliencia al estrés, con una mejora en la relación entre alimentación y sobrepeso, y hasta se demostró que sirve como un posible abordaje para el insomnio.
Entonces, desde hace dos años, cada tres meses, voy a dos hoteles en Montevideo a algo que llaman la semana Thrive ( “prosperar” en inglés). Durante esa semana, me instalo en el hotel y me arman una agenda con varias actividades, como charlas sobre hábitos saludables, entrenamiento físico en la rambla de Montevideo, clases de yoga en distintos horarios para que los empleados de todos los turnos puedan asistir, recorrida por todos los sectores del hotel para realizar pausas activas, charlas individuales sobre asesoramiento de hábitos saludables.
En las charlas, particularmente, se ponen en palabras las distintas causas que alteran el bienestar —el estrés y sus demandas diarias, cómo la excesiva cantidad de pensamientos perturba el equilibrio, la toxicidad de las quejas y su influencia en la salud física y emocional, cómo alimentarse, los cambios del sueño— y, para todas estas cuestiones, se aportan opciones o “formas de prosperar” para lograr tener una vida más armónica.
Los entrenamientos son sobre la estructura física y aeróbica —ambas formas generan bienestar—. En ellos se explica cómo se debe entrenar y qué cosas son fundamentales para tener un buen estado físico.
En los encuentros de yoga, además de practicar estiramientos, se busca aprender los distintos tipos de respiración. La idea es profundizar en la parte espiritual. Esto se traduce además en la incorporación de la pausa activa. El objetivo de las pausas activas es instruir a las personas para que no pasen su actividad diaria sin hacer estiramientos luego de prolongados y repetitivos movimientos mal hechos —como, por ejemplo, los empleados de finanzas que no se mueven en todo el día, o los operarios de mantenimiento que están en constante movimiento—. El fin es tener la iniciativa de modificar lo habitual para evitar malestar.
Las charlas de asesoramiento son individuales para que cada persona además cuente cómo vive, cómo come, si duerme bien, cómo entrena, cuáles son sus horarios. Se trata de ordenar la forma de vivir.
Como en cualquier otra actividad corporativa siempre hay una métrica que nos permite medir los resultados. La empresa pide una devolución, una mirada de cómo están los integrantes de la organización y se le hace una descripción minuciosa de lo observado durante la semana. Sin embargo, los resultados tangibles vienen más allá del reporte o la métrica. Con una de esas semanas ya se pueden observar los beneficios a largo plazo de la aplicación cotidiana de las técnicas propuestas: mejora la gestión de situaciones complejas o estresantes, sin nervios; favorece la inteligencia emocional, la creatividad y la innovación por encima de nuestra inteligencia matemática, nuestro costado más racional; permite ganar claridad para la resolución de conflictos y la toma de decisiones; propicia una mejor comunicación entre compañeros y, principalmente, reduce el nivel de ansiedad y así da paso a la calma y a la estabilidad.
Como consecuencia de estos impactos aumenta el nivel de energía y de productividad. Y así llegamos a la métrica final, la que marca esta “prosperidad”, no a costa de las personas sino a partir de su equilibrio físico, emocional y laboral.