Hace tres semanas me pasó algo raro. Vivo en un departamento y extraño mucho la posibilidad de salir a correr por mis circuitos de 8km (lunes) y 6km (miércoles). Lo hacía con frecuencia, tenía mis rutinas de Alondra: (persona que se despierta a la mañana) bien planeadas para poder sentirme bien físicamente adentro de una cancha de fútbol. Esos entrenamientos fueron complementados con la ayuda de un personal trainer y un equipo de cinco amigos en los que se entrenaba específicamente para fútbol: martes y jueves. A raíz de una movida solidaria donde un runner propuso sumar kilómetros para unir la Argentina, decidí correr 5km dentro de mi departamento. Si me hubieran propuesto el desafío cuatro meses atrás, posiblemente no lo hubiera hecho. Ahora bien, cuando era domingo, venía padeciendo el encierro y atrás había una buena causa (los km recorridos se iban a trasladar en donaciones de alimentos para comedores), DECIDÍ sumarme a la iniciativa.

Me generó un gran bienestar terminar lo que me había propuesto. ¿Qué es lo que me da bienestar? En principio, una mezcla de paz y movimiento. Un océano donde podemos tirar el ancla y descansar en su quietud sin tener la necesidad de buscar más compañía que la de uno mismo, combinado con la adrenalina y las endorfinas que te generan el movimiento y la conexión con otras personas. El secreto del bienestar tiene que ver con el físico, la mente y el espíritu. Paradójicamente hoy el mundo se puso en pausa y nos obliga a pensar ¿cómo queremos seguir? ¿cómo queremos que nos recuerden? ¿cual va a ser nuestro legado?

Desde HR PERFORMANCE creamos un segmento donde ayudamos a las empresas a fomentar el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.

¿Querés que te ayudemos a pensar?

Esa armonía del equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu es lo que nos hace sentir bien. Generar y fomentar estos espacios va a ser fundamental para mantener la moral de la gente.

Las empresas no van a poder controlar todas las situaciones, pero sí pueden decidir cómo van a ser recordadas en épocas de coronavirus.

Tanto empleados como consumidores van a tener presente lo que hicieron las empresas en este contexto.

La situación de distanciamiento social obligatorio nos ha llevado a trabajar en temas de liderazgo a distancia con varios clientes, comparto en esta nota algunos aprendizajes de estos meses:

1) El liderazgo a distancia sigue siendo liderazgo: Parece una obviedad o una redundancia, pero vale la pena destacar que las tareas del líder (poner objetivos, escuchar, controlar, conducir, coachear, dar feedbak, guiar, motivar, etc) siguen siendo las mismas. ¡Todo lo que usted ya sabe de liderazgo sigue vigente!

2) El trabajo a distancia cambia las dinámicas interpersonales y necesitamos explicitar acuerdos: Hace unas semanas un jefe de una empresa, llamémoslo Juan, durante un proceso de coaching me contaba, en tono de queja, que su gerente lo interrumpe, lo controla todo el tiempo. ¿Cómo? Todas las mañanas le pregunta “¿cómo va todo?”. Para Juan es obvio y evidente que eso es una muestra de micromanagement, exceso de control y falta de confianza. ¿Lo confirmaste con él? Le pregunté. Para hacer la historia corta, cuando finalmente lo hablaron, resultó que era la forma en que su gerente intentaba ofrecer ayuda si fuera necesaria, y que no preguntaba más porque confía mucho en Juan.

Hay pequeñeces cuyo significado no está claramente consensuado en el teletrabajo. Cuando entramos a una teleconferencia, ¿saludamos uno por uno o a todos? Y ¿qué quiere decir que lo hagamos o no? O, si mi jefe me manda un whatsapp preguntando si tengo un minuto, ¿significa “dejá todo y atendeme”? o puedo decirle que no, y que hablemos a las 5? Si llamo para ver cómo va todo, ¿es micromanagement?

En resumen, nuevas situaciones sociales requieren explicitar sus significaciones. Nuestras interacciones sociales tradicionales están plagadas de significados, reglas tácitas conocidas por todos. Las interacciones a distancia no tienen aún los significados tan establecidos y pueden dar lugar a malosentendidos. La recomendación es, entonces, explicitar todo lo posible las intenciones. Suponer lo menos posible, chequear la escucha todo lo que se pueda.

3) Lo tercero que aprendimos es de doble filo: La importancia de los objetivos… y la trampa de los objetivos. Esto tiene que ver con que se lideran personas y se gestionan proyectos. Los objetivos, sin duda necesarios, tienen más que ver con el costado de gestión que con el de liderazgo. Son, sin ninguna duda, de suma importancia. En la distancia es muy necesario el empowerment y para eso, es importante que se sepa el para qué (objetivos de resultado), el cómo (objetivos de performance) y las expectativas. Y esto abarca tanto objetivos organizacionales, de equipo, como individuales.

Por otro lado está la trampa de los objetivos. Durante esta época de crisis, el foco debe estar en las personas. Esto es, más en el liderazgo que en la gestión, si ponemos la prioridad en la productividad, estamos equivocados. El riesgo es que si nos enfocamos en la tarea, en las métricas nuestras reuniones se van tornando más y más transaccionales, en detrimento de la construcción de la confianza que está en la base de todo equipo.

4) El cuarto aprendizaje surgió también de una situación con un cliente. Me llamó un Socio de una empresa para preguntarme qué hacer con uno de sus gerentes, a quien veía poco comprometido y poco “enganchado” en el trabajo. Le recordé algo que me gusta decir: “cuando las personas no sabemos… inventamos”.

Suponemos, atribuimos intenciones o motivaciones a las acciones de otros. Sin chequear nuestro juicio. La propuesta es conversar más. Reflejar lo que vemos y averiguar si el otro lo ve igual. No suponer, explicitar, confirmar. La distancia es tierra fértil para los malos entendidos.

Finalmente hablaron. Resultó ser que el gerente no tenía claras las expectativas de su jefe, y además tenía problemas de conexión a internet agravados por cuatro hijos en edad escolar. Pudieron acordar tener conversaciones en horarios “punta”, temprano a la mañana y después de que los chicos terminaran sus actividades escolares.

5) El último aprendizaje tiene que ver son las herramientas digitales, pero sobre esto mi colega Federico Natalucci escribió una nota que lo resume muy bien: https://www.linkedin.com/pulse/herramientas-para-liderar-distancia-y-en-crisis-federico-natalucci

Solo me limitaría a repetir que las herramientas pueden ser una gran ayuda para organizar tareas, procesos, trabajos colaborativos, etc… pero las herramientas no son un sustituto para el liderazgo y el líder no debe “esconderse” detrás de ellas”.

¿Cuál es tu experiencia en este período? ¿Qué aprendizajes podes compartir con nosotros?

La situación de distanciamiento social obligatorio nos ha llevado a trabajar en temas de liderazgo a distancia con varios clientes, comparto en esta nota algunos aprendizajes de estos meses:

  • El liderazgo a distancia sigue siendo liderazgo: Parece una obviedad o una redundancia, pero vale la pena destacar que las tareas del líder (poner objetivos, escuchar, controlar, conducir, coachear, dar feedbak, guiar, motivar, etc) siguen siendo las mismas. ¡Todo lo que usted ya sabe de liderazgo sigue vigente!
  • El trabajo a distancia cambia las dinámicas interpersonales y necesitamos explicitar acuerdos: Hace unas semanas un jefe de una empresa, llamémoslo Juan, durante un proceso de coaching me contaba, en tono de queja, que su gerente lo interrumpe, lo controla todo el tiempo. ¿Cómo? Todas las mañanas le pregunta “¿cómo va todo?”. Para Juan es obvio y evidente que eso es una muestra de micromanagement, exceso de control y falta de confianza. ¿Lo confirmaste con él? Le pregunté. Para hacer la historia corta, cuando finalmente lo hablaron, resultó que era la forma en que su gerente intentaba ofrecer ayuda si fuera necesaria, y que no preguntaba más porque confía mucho en J

Hay pequeñeces cuyo significado no está claramente consensuado en el teletrabajo. Cuando entramos a una teleconferencia, ¿saludamos uno por uno o a todos? Y ¿qué quiere decir que lo hagamos o no? O, si mi jefe me manda un whatsapp preguntando si tengo un minuto, ¿significa “dejá todo y atendeme”? o puedo decirle que no, y que hablemos a las 5? Si llamo para ver cómo va todo, ¿es micromanagement?

En resumen, nuevas situaciones sociales requieren explicitar sus significaciones. Nuestras interacciones sociales tradicionales están plagadas de significados, reglas tácitas conocidas por todos. Las interacciones a distancia no tienen aún los significados tan establecidos y pueden dar lugar a malosentendidos.

La recomendación es, entonces, explicitar todo lo posible las intenciones. Suponer lo menos posible, chequear la escucha todo lo que se pueda.

  • Lo tercero que aprendimos es de doble filo: La importancia de los objetivos… y la trampa de los objetivos. Esto tiene que ver con que se lideran personas y se gestionan Los objetivos, sin duda necesarios, tienen más que ver con el costado de gestión que con el de liderazgo. Son, sin ninguna duda, de suma importancia. En la distancia es muy necesario el empowerment y para eso, es importante que se sepa el para qué (objetivos de resultado), el cómo (objetivos de performance) y las expectativas. Y esto abarca tanto objetivos organizacionales, de equipo, como individuales.

Por otro lado está la trampa de los objetivos. Durante esta época de crisis, el foco debe estar en las personas. Esto es, más en el liderazgo que en la gestión, si ponemos la prioridad en la productividad, estamos equivocados. El riesgo es que si nos enfocamos en la tarea, en las métricas nuestras reuniones se van tornando más y más transaccionales, en detrimento de la construcción de la confianza que está en la base de todo equipo.

  • El cuarto aprendizaje surgió también de una situación con un cliente. Me llamó un Socio de una empresa para preguntarme qué hacer con uno de sus gerentes, a quien veía poco comprometido y poco “enganchado” en el trabajo. Le recordé algo que me gusta decir: “cuando las personas no sabemos… inventamos”. Suponemos, atribuimos intenciones o motivaciones a las acciones de otros. Sin chequear nuestro juicio.

La propuesta es conversar más. Reflejar lo que vemos y averiguar si el otro lo ve igual. No suponer, explicitar, confirmar. La distancia es tierra fértil para los malos entendidos.

Finalmente hablaron. Resultó ser que el gerente no tenía claras las expectativas de su jefe, y además tenía problemas de conexión a internet agravados por cuatro hijos en edad escolar. Pudieron acordar tener conversaciones en horarios “punta”, temprano a la mañana y después de que los chicos terminaran sus actividades escolares.

Solo me limitaría a repetir que las herramientas pueden ser una gran ayuda para organizar tareas, procesos, trabajos colaborativos, etc… pero las herramientas no son un sustituto para el liderazgo y el líder no debe “esconderse” detrás de ella”.

¿Cuál es tu experiencia en este período? ¿Qué aprendizajes podés compartir con nosotros?

 

Hace más de 15 años que estoy vinculado con el mundo del trabajo. He visto miles de Curriculums en mi carrera. Como profesional de RRHH tuve entrevistas desde dos lugares diferentes. Uno como candidato (practiqué cientos de entrevistas dentro de empresas). El otro, como consultor para conocer personas que sepan, quieran y puedan tomar un nuevo desafío laboral.

En este artículo buscaré dar algunas sugerencias y recetas frente a la ardua tarea de conseguir empleo. Tuve la suerte de poder leer mucho sobre este tema y también la desgracia de ser víctima del desempleo, alguna vez por elección propia otras veces por fuerza mayor.

La realidad indica que no fueron momentos de alegría, recreo u ocio. La difícil misión de encontrar tu lugar tiene que ver con conocerse a uno mismo y poder elegir un puesto donde puedas aportar tu experiencia y actitud. Por más que suene algo trillado, es cierto que todo trabajo tiene pros y contras. No creo que un puesto laboral te pueda realizar y darte felicidad plena, eso es poner la vara muy alta y, como decía un amigo: “la receta de la infelicidad”.   

En mi experiencia he visto muchas veces que alguien escribe un CV y espera que esa hoja se ocupe de conseguirle trabajo. Este es un gran error. La función del CV es solamente conseguirte entrevistas. El resto de lo que vale de vos no está escrito en esa página. Acá te comparto cinco tips para la búsqueda de trabajo:

1) Conectarse con tu propósito: Una pausa laboral es un buen momento para barajar y dar de nuevo. Los cambios suelen ser oportunidades para practicar la introspección y reinventarse. Así como las orugas pasan un buen tiempo hasta que se convierten en mariposas, vos también podés utilizar tu tiempo para proyectarte e intentar desplegar tus alas. Si dedicás tiempo a conectarte con tu propósito es muy probable que atraigas cosas buenas. 

 2) Prepararse: El secreto de una buena carrera está en la preparación. El corredor no llega a la carrera sin conocer la pista, la competencia, etc. Tanto para las entrevistas como para los cambios de trabajo, es fundamental tener en cuenta este concepto. Prepararse para este cambio incluye elegir la o las organizaciones a las que vas a apuntar, conocer tu ventaja competitiva, lo que te va a hacer diferente de tus competidores por cada puesto, conocer tus puntos fuertes, tener organizado el story telling de tus logros y tus éxitos (sólo son tan buenos como la forma en que los cuentes), estudiar la empresa para la que vas a entrevistar, etc.

3)  Apoyate en tu red: Si querés ir rápido, andá solo, si querés ir lejos, andá en grupo -proverbio africano-. Cuidá tu networking. Buscar trabajo es sólo un capítulo de tu diseño y desarrollo de carrera. Tu crecimiento profesional dependerá en gran medida de cómo vayas armando tu agenda. 

4) Síndrome Pantufla: La adversidad de no tener algo para hacer te puede llegar a “comer la cabeza”. Lo peor que podés hacer es quedarte en tu casa. Establecé una rutina que te ayude a ver progresos en la búsqueda de nuevas oportunidades. Tomá cafés, salí a almorzar, programate actividades de networking, usa tu red de contactos, etc. En definitiva, ¡movete! y ¡contactate!

 5) El trabajo es Salud: Una estadística alarmante de una encuesta realizada a 10.000 profesionales arroja que sólo el 14% de la fuerza laboral activa está donde quiere estar. Esto significa que la vocación de una persona y su realidad laboral actual “hacen match” como por arte de magia en muy pocas ocasiones. Ahora bien, ¿qué es lo que pasa que tan poca gente tiene el privilegio de trabajar de lo que le gusta? No desesperes, Elegí tu próximo trabajo. 

Escribir un CV de una hoja no es fácil, pero con tiempo y dedicación se logra. La entrevista es la posibilidad de generar conexión con la persona que está buscando talento para su organización.

El foco no es quien sos hoy, lo que realmente importa es en quién te querés convertir y qué estás dispuesto a hacer para llegar a SER esa persona.

En síntesis: “Lo que no dice una hoja (CV)… también sos vos!

Te comparto estos libros sobre el tema que me ayudaron:

Autor: Mario Alonso Puig “Reinventarse”

Autor: Herminia Ibarra: “Working Identities”

Autores Hernán Jalife y Alejandro Melamed: “Diseña tu cambio”

Autor Leo Piccioli: “Soy Solo”

Hoy muchos de nosotros estamos forzados al trabajo a distancia, frente al desafío de encontrar nuevas formas de trabajar, acá les dejo algunos consejos para organizar nuestro día:

Para esta nueva forma de trabajo es clave utilizar la herramienta correcta para cada interacción.

Tenemos que recalcular las formas de trabajo utilizadas hasta hoy y volver a encontrar formas eficientes para la nueva dinámica de trabajo en equipo. Como líder, es mi responsabilidad buscar las herramientas en las que el equipo siga interactuando con comodidad, en esta nueva situación no sólo tenemos que comunicar información, sino poder construir confianza y para eso  tenemos que construir nuevas reglas de trabajo.

Debemos  definir la nueva frecuencia de reuniones, explicitar ciertas reglas que nos ayudarán a organizar el día a día. Por ejemplo, en las reuniones semanales de equipo por videoconferencia, todos tenemos que habilitar nuestra cámara, para vernos las caras. Un formato de reunión útil para estar todos informados, puede ser al principio o al final de cada día para comentar qué hicimos hoy, qué haremos mañana y en qué estamos trabados. No debería llevar dos minutos por persona. Tenemos que ir midiendo resultados

y no tener problema de recalcular y cambiar alguna herramienta.

Tengamos en cuenta que existen dos tipos de comunicación, la asincrónica, aquella que permite la comunicación de forma no simultánea, por ejemplo el email, los mensajes grabados o los repositorios de documentos. Y por otro lado ,la comunicación sincrónica que permite el intercambio de información en tiempo real, puede ser video llamadas, whatsapp, mensajes instantáneos, teléfonos. Es importante que definamos ciertas reglas de trabajo y cómo utilizaremos estos dos tipos de comunicación para evitar malos entendidos.

Como líderes tenemos una oportunidad de aprendizaje, para construir confianza con nuestro equipo y consolidarnos en el rol.

 

La compañía venía reportando pérdidas. Era urgente revertir la situación. De casa matriz enviaron un Country Manager con bien ganada fama de “duro”. Orientado a resultados, verticalista, implacable. El foco era claro: volúmenes de venta, márgenes, resultados económicos para el accionista. Había que cortar todos los gastos “accesorios” y los “beneficios”. Claramente, todos los procesos relacionados a la gestión y el desarrollo de talento caían en esta categoría.

Pasó un año y el Country Manager ganó su gran bonus. Igual que los directores locales. Los resultados estaban cumplidos. Un éxito… ¿o no?

Tres años más tarde, la compañía está abocada a un costoso proceso de cambio cultural, tratando de lograr un liderazgo participativo y trabajo en equipo. Y me parece un caso que ilustra muy bien la teoría de Patrick Lencioni.

Las organizaciones deben mirar resultados, sí, claro, están para eso, pero… ¿a qué costo?

Un equipo sano debería evitar cinco disfunciones: la primera es la desconfianza, la imposibilidad de mostrar vulnerabilidad (“no sé cómo hacerlo”, “necesito ayuda”). El foco en los resultados no deja lugar para aprendizaje ni para el error. El ambiente se torna entonces hostil y amenazante. El experimento Aristotel de Google coincide: la base para un equipo de alto desempeño es la seguridad psicológica, la seguridad de sentirnos confiados de exponernos frente a nuestros compañeros. Pero esa vulnerabilidad no estaba en la evaluación de desempeño, ni mucho menos era un factor para el bono anual. Se confunde vulnerabilidad con debilidad.

No es fácil ocupar una posición de poder en una crisis y ser capaz de reconocer que no se tienen todas las respuestas. “No soy capaz de resolver esto”, “me van a echar”… aparece el síndrome del impostor – “se van a dar cuenta de que no puedo”. Esta imposibilidad de mostrar vulnerabilidad refuerza la segunda disfunción de los equipos: el miedo al conflicto. La creatividad conlleva debate, desacuerdo, intercambio. Un equipo que no está nunca en desacuerdo no puede innovar. Pero como el líder (si es que cabe ese término en tal contexto) no puede mostrar su inseguridad, que lo cuestionen lo asusta. Prefiere colaboradores que no lo cuestionen.

Si algo aprendí en mi práctica profesional como psicólogo clínico y como coach ejecutivo, es que quien no sabe decir que no, tampoco sabe decir que sí. Y eso nos lleva a la tercera disfunción: la incapacidad para comprometerse con una decisión de equipo. Entonces, mientras estaba el Gerente General autoritario y verticalista, y en tanto su plan funcionaba, todo parecía genial. Pero después, cuando se requiere el aporte de todos, ocurre que todos han aprendido a no exponerse, a obedecer… o a que parezca. Las decisiones no se toman en las reuniones, sino entre reuniones. Después de horas de reunión se llega a una conclusión y, ni bien cruzar la puerta, un director pregunta a otro “¿vamos a hacer esto?” “no¨ – contesta el interlocutor – “pero deja que cuente eso en casa matriz”. No hay equipo.

Las decisiones no se toman en las reuniones, sino entre reuniones.

La cuarta disfunción de la que habla Lencioni tiene que ver con el accountability. Pero ya a esta altura es imposible. Como no hay confianza no se puede disentir, preferimos evitar el conflicto en lugar de debatir las ideas. Por lo tanto, tampoco hay compromiso. Entonces no puede haber lugar para que un compañero diga a otro “podés hacerlo mejor” sin que eso suene como una amenaza.

Y así llegamos al pináculo de la pirámide de disfunciones: la falta de atención a resultados.

¿Le ponemos nombre y apellido a la historia? General Electric era la típica compañía que se deshacía del 20% de sus empleados anualmente, basado en algún mecanismo de evaluación de desempeño. Si tu performance no es buena, te vas. Esto crea un entorno altamente competitivo, principalmente un contexto en que la confianza, la innovación y los desafíos no prosperaban. En contraste, Costco es una compañía que invierte en su gente, y en su permanencia. ¿El resultado? En 30 años, el desempeño de la acción de Costco ha sido increíblemente estable y “poco atractivo” para un inversor ávido de rápidas ganancias… pero ¡cinco veces más rentable que la acción de GE en el mismo periodo!

Costco Vs. GE en los últimos 35 años: la comprobación de las consecuencias del foco “en resultados”

¡¡Qué paradoja!! El foco en resultados económicos que causó tanto daño a la cultura y al equipo, termina llevando a falta de foco en los resultados. Claro que no significa que los ejecutivos de la compañía ya no miraran las ventas o el precio de la acción, claro que lo hacen. El problema es que eso es sólo una parte de su quehacer diario. A cada uno le importa más su posicionamiento político que el resultado del equipo. Nadie está dispuesto a ayudar a otro. Todo desafío debe ser incentivado con reconocimientos individuales. El logro de un compañero se transforma en una amenaza, porque más que un compañero parece ser un competidor.

Es necesario desarmar de raíz las disfunciones, comenzando por hacernos algunas preguntas para entender por qué los equipos que lideramos no persisten en el tiempo o “explotan” con los cambios.

¿Por qué premiamos a individuos y esperamos trabajo de equipo?

¿Cómo premiamos la vulnerabilidad?

¿Cómo permitimos el disenso?

¿Cómo combatimos la “armonía artificial” favoreciendo el debate?

La tarea para el hogar es desarrollar la confianza en los equipos de trabajo, y esta tarea, para nada menor, llevarla adelante en una combinación de estrategias acorde para lograr cimentar un equipo basado en capacidades y relaciones, orientado a resultados como consecuencia de un trabajo sobre el compromiso y la responsabilidad, y no como consecuencia de una obediencia debida a un líder que muchas veces, es el primer aval de las disfunciones.