¿Por qué sigue siendo tan difícil armar un equipo?

Rodolfo es dueño de una empresa productora de químicos, una PyME como tantas otras. Hace un tiempo, durante una reunión en la que hablamos sobre el rendimiento del equipo, me dijo: “Me cuesta que Juan cumpla con los plazos de venta (su Gerente de Ventas).

Le pregunté si había  podido organizar una reunión para hablarlo con él.

  • “No tengo tiempo para más reuniones”, fue su respuesta. “¡Ya se lo expliqué por Whatsapp! Además estoy enfocado en el entrenamiento de María, la nueva gerente de Administración, a quien le está costando entender nuestro negocio”.
  • ¿Con qué frecuencia te estás reuniendo con María? ¿Le pudiste presentar al resto de los gerentes? Le pregunté.
  • No, no tengo tiempo para reunirme con ella, ya le explique lo que tiene que hacer cuando ingresó hace un mes, además vivo tapando los agujeros del resto… No puedo dejarlos solos… Es más si tuviera la posibilidad de cambiar a todos los gerentes por robots, ¡lo haría! Todo sería más fácil…
  • ¡No te puedo creer! Me cuesta creer que sigas pensando que los robots te van a solucionar los problemas de la empresa…¡y toda tu vida!

Cuando terminamos de hablar me quedé pensando: ¿Cómo puede ser que Rodolfo piense así? ¿No sabe lo que ganaría su empresa si sus gerentes se sintieran valorados? ¿Todavía no ve el valor de dedicarle tiempo importante para generar las relaciones con cada integrante del equipo? 

Y en respuesta a esto podemos barajar algunas ideas:

  • Comunicación. Dedicarle tiempo al equipo. Comunicarle los objetivos, escuchar sus ideas para nuestra empresa. Una persona que se sienta parte del equipo va a querer aportar sus ideas, va a dar un extra.
  • Cercanía y escucha. Recorrer las oficinas de la empresa (cuando se pueda), estar presente en las áreas donde las personas trabajan. Generar oportunidades para hablar con la gente, conocerla, saber sobre sus preocupaciones y escuchar sus ideas. Hay temas que tenemos que hablar cara a cara, no por Whatsapp.
  • Coherencia. Ser consecuente con lo que se dice y lo que se hace. Que las acciones de los líderes sean las que sus discursos promulgan. Que las personas vean en este dueño a alguien confiable, que los inspira, los desafíe a ser mejores.

Para realizar estas iniciativas no es necesario invertir un gran presupuesto ni contar con un área importante de RRHH. A veces, un consultor, puede ayudar a pensar más allá de tus problemáticas diarias y operativas. Es importante que, cuando planifiques el año de la empresa, se piensen estos temas como importantes en la agenda de la compañía -además de las ventas, gastos, márgenes y ganancias-, en el compromiso con las personas que la forman. La razón es muy simple: las personas quieren generar una diferencia y sumar a un propósito, y cuando lo logran dan su 100%, y cuando lo dan, el equipo y la cultura se convierten en la principal ventaja competitiva de la empresa. Pero ni vos ni Rodolfo deberían esperar que esto se genere espontáneamente. Existen procesos y metodologías para lograr un equipo de alto rendimiento.

¡Empezá!