Gestionar Tensiones en Equipos: Claves para un Ambiente Laboral Armonioso

Gestionar tensiones en equipos

Una de las tareas fundamentales en cualquier empresa es gestionar las tensiones que surgen dentro de los equipos. La construcción de un grupo humano heterogéneo conlleva inevitablemente discrepancias y desafíos. ¿Cómo logramos manejar estas tensiones para mantener la armonía y la productividad?

La concepción errónea de evitar los conflictos puede ser perjudicial. Es esencial entender que la evasión no soluciona las discrepancias, sino que las oculta, creando una armonía artificial. El líder debe reconocer que las tensiones existen y que, lejos de ser negativas, pueden ser motores de innovación y creatividad si se gestionan adecuadamente.

Gestionar tensiones no implica reprimirlas, sino comprender su origen y canalizarlas de manera constructiva. El miedo al conflicto debido a la falta de confianza interna limita el desarrollo de discusiones valiosas y la generación de ideas nuevas. El líder debe incentivar un ambiente donde la confrontación sea vista como una oportunidad para el crecimiento.

El líder efectivo dirige las conversaciones hacia la resolución creativa de conflictos, fomentando la participación activa y el intercambio sincero de opiniones. A veces, esto implica cuestionar el status quo y enfrentar preguntas incómodas que desafían la realidad empresarial.

El rol del líder es crear un entorno seguro donde las tensiones puedan abordarse abiertamente y donde el equipo pueda convertirlas en oportunidades de crecimiento. El debate constructivo, la confianza en las ideas y la persistencia en la búsqueda de soluciones son elementos fundamentales en equipos que gestionan tensiones de manera efectiva.

Un buen líder sabe que estas preguntas son demasiado “grandes” para ser respondidas por una sola persona.

 

La función del liderazgo adaptativo es señalar el camino, ser una guía, una ayuda para afrontar los malos climas, pero no una respuesta. De hecho, los compañeros inseparables de un líder son necesariamente el conflicto y la incertidumbre. Se los desafía a desarrollar una mentalidad experimental; algunas decisiones pueden funcionar, otras no; algunos proyectos pueden dar resultado, otros no. Pero cada decisión y cada proyecto va a enseñarle algo a la empresa, y sirve como punto de partida para un aprendizaje profundo.

Si antes nos regía la idea de que el líder fomentaba en el equipo la persecución de una visión, el nuevo paradigma es que el líder nos guía hacia el enfrentamiento de nuestros problemas. Tan sencillo como eso. Un equipo que discute y se refuta a sí mismo desarrolla habilidades creativas más poderosas, encontrando nuevos caminos y resolviendo problemas a medida que se presentan.

Un equipo que confronta y desafía las ideas es creativo y aplica soluciones eficaces que trascienden las capacidades individuales. Es un equipo que debate y confía, persiste en resultados y permite el crecimiento.

El rol del líder consiste en crear un entorno seguro para que las tensiones puedan jugarse y dar como resultado esa chispa creativa.